Tuesday, September 19, 2006

Sonsonete

Una cortina que se agita sin ventana abierta
entra, con la aguja y el hilo que me perforan alma adentro.
Esta es la hora de todo ritual
de todo rostro tendencioso
la debida, lentamente.
Un crepúculo nace de pronto
las estatuas por dos aleteos de mosca se congelan.
De pronto nada
neblina en lo oscuro, una silueta que se aleja.
Somos estos muertos, caído de batalla
de lucha, sangrando.
Somos la carne viva, desnuda hasta las venas
con el alma saliéndoles por los ojos.
Algo, parecido a una nube nos espera
en un puerto que no existe en ningún mapa.
Dos victorias y dos pérdidas
¿Quién ha visto a dos ciegos amantes hacer el amor?
Con todo tacto y todo vuelo y toda razón
la ternura les nace desde los poros
viene de atrás de sus sueños
del fondo de sus sonrisas
más allá de Dios les viene como anillo al dedo
una noche como ésta de verano
esperando el otoño con el desierto de vuelta.

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